Convengamos que la salida del gabinete es un pedido generalizado. Por presión mediática o por agotamiento (y a estas alturas de la inoperancia, por el bien del país), Yehude sabe que eso va a ocurrir. La pregunta es: se va el gabinete Simon en pleno y eso ¿en qué soluciona el problema en la selva?
El ciclo es el mismo de siempre. Desde el arequipazo, Ilave y el tacnazo, el discernimiento político de los involucrados pasa por buscar desesperadamente a los responsables y no pensar una propuesta dialogal, reconciliadora e integradora que dé soluciones a los problemas de fondo de las poblaciones en conflicto.
La caviarada en pleno ha invertido su tiempo en mostrar fotos de nativos muertos, policías disparando e insiste en practicar su deporte favorito: inflar cifras de desaparecidos (sí, el gobierno no ha revisado todas las fuentes, pero la Defensoría del Pueblo, que es quien tiene el conteo más serio de todos , hasta el 09 de junio no ha modificado el número de nativos muertos: 9 de los cuales 4 están en calidad de NN). En el lado más extremo de la izquierda, patria roja y las centrales sindicales han convocado a una movilización nacional para este 11 de junio; mientras el humalismo, principal ente desinformador en esta historia de sangre, nos ha confirmado que no son una bancada sino una pandilla. Y Pizango, el «gran» Pizango, pasa sus días agazapado en una embajada extranjera donde gozará de lo que le dejaron los 4 millones de dólares en donaciones que ha recibido mientras estuvo a la cabeza de Aidesep.
Del otro lado del río está el gobierno, que hace lo mismo que sus opositores pero al revés. Sin ningún respeto por la persona humana, ha mostrado una grotesca publicidad que no hace otra cosa que polarizar la situación. Se enfrenta al totalitarismo de los humalistas con una posición igual de totalitaria. Reconoce a medias sus errores en medio de una reunión congresal que, más que la presentación de un jefe de gabinete, pareció la asamblea de un grupo de invasores de terrenos. Pese al doloroso saldo no presenta, hasta el momento, una estrategia, un papelito, una servilleta escrita que le diga al país como miércoles se va a resolver lo de la selva. Están igual de preocupados en señalar. Los compañeros están educados para dar respuestas a todo, nunca soluciones.
En medio, los deudos de los peruanos (policías y nativos) muertos en Bagua, no se suman al griterío político. Solo lloran la desaparición del que era el sustento de su hogar, el compañero de toda la vida, el padre o el hijo de alguien. Y en el transcurrir de una lágrima lo único que han encontrado es un micrófono puesto en la cara y un hombre detrás que les ha preguntado «¿quién disparó primero?» Todo menos consuelo.
Está bien, que renuncie el gabinete ¿y luego qué? ¿Cuál es el plan, muchachos? Qué hacemos con los peruanos de la selva que viven desinformados, manipulados por ideologías extremistas, engañados por ONGs bastante bien financiadas; cómo vamos a hacer para que esto no se repita. Qué hara el Estado para tener mayor presencia, cómo se va a comunicar con los nativos de ahora en adelante, cuál será la manera de incluirlos en el desarrollo nacional.
A estas alturas, seguimos llenos de preguntas y ninguna solución ¿qué tal si pensamos en el bien del Perú? Sobre la base de qué vamos a construir el futuro. Qué queremos que le pase al país luego de este lamentable suceso. A dónde vamos a apuntar. Qué estamos dispuestos a ceder. ¿Es tan difícil ponernos todos la misma camiseta?